Fecha: 2025-03-11

“Quizá nadie sabe qué es el miedo, sino le tocó ser mujer”: Dip. Cynthia Delgado

“Quizá nadie sabe qué es el miedo, sino le tocó ser mujer”: Dip. Cynthia Delgado 
 
 
Daniel Pérez González.- No hay discurso que alcance a describir el dolor de quienes han perdido a una hija, una hermana, una madre, una amiga. No hay justificación suficiente para un sistema que sigue culpando a las víctimas y en muchos casos, protegiendo a los agresores. Porque quizá nadie sabe qué es el miedo sino le tocó ser mujer. 
 
Asi se expresó la diputada Cynthia Delgado, quien con un nudo en la garganta expresó “Esas no son las formas” , “Lo que hacen es vandalismo”, “Con romper vidrios no van a solucionar nada”, “Que las castiguen por lo que hicieron”, “La mayoría se supo comportar”, “Si exigen respeto, primero tienen que respetar”. 
 
La legisladora expuso que estás son solo algunas las frases que a lo largo de estos días en el marco del 8M ha escuchado y leído, y que esto lo ha llevado a pensar en cada niña, adolescente y mujer que ha sido víctima de violencia en nuestro Estado y en todo el país. 
 
México, al igual que mucho otros países, contiuó, ha sido un lugar en donde ser mujer significa vivir con miedo. Aunque a lo largo de los últimos años se ha avanzado mucho, sigue existiendo miedo de salir a la calle, de usar el transporte público, de volver sola a casa. En millones de nosotras, existe el miedo de que esos miedos se vuelvan realidad. 
 
Para la legisladora Delgado Mendoza es ese mismo miedo el que ha generado en las mujeres la voluntad de ya no quedarse calladas. “Hemos salido a las calles a exigir justicia, hemos levantado la voz para denunciar la impunidad y hemos convertido el dolor en organización”. 
 
Y sí, algunas veces nuestra rabia se ha expresado pintando paredes o rompiendo vidrios. Pero seamos claras: esas manifestaciones no son vandalismo, son actos de iconoclasia, un rechazo legítimo a los símbolos de poder que durante siglos nos han negado nuestros derechos. 
 
Cuestionó: Si esas no son las formas, ¿Entonces cuáles? 
 
¿Por qué los hombres que han hecho lo mismo a lo largo de la historia hoy son recordados como héroes? Sus monumentos, sus estatuas, sus nombres en las calles se celebran como símbolos de lucha y resistencia. En cambio, ¿Por qué cuando las mujeres protestamos de la misma forma, se nos criminaliza y se minimiza la legitimidad de nuestras demandas? 
 
 
En su posocionamiento la legisladora señaló: Nosotras también somos heroínas. Hemos luchado por nuestros derechos, por nuestras vidas y por los derechos colectivos. No solo por las mujeres, sino por la justicia social, por la democracia y por un país más igualitario. 
 
Aunque en múltiples escenarios se nos agreda, nos lancen gas, nos rodeen con vallas o intenten silenciar nuestras voces, hemos están y seguiremos estando en pie de lucha. Porque esas paredes que se pintan al día siguiente se borran, pero nuestras hijas, hermanas y amigas en muchas veces no vuelven. 
 
Queremos ser libres, vivas y seguras. Queremos que la vida de las mujeres sea más valiosa que una fachada limpia o que una estatua intacta. 
 
Si a mí hija, mi madre, hermanas; si alguna de ustedes compañeras legisladoras, algo les pasará, créame, yo también lo quemaría todo. Lo quemaría todo por las que ya no están, por las que seguimos aquí y por las que vendrán. 
 
Porque cada una de nosotras es un grito de resistencia y un acto de rebeldía contra la violencia que nos oprime. Porque en cada flama que se enciende, en cada consigna que se grita, estamos forjando el futuro que merecemos. 
 
La historia nos ha demostrado que cuando las instituciones que deberían de brindar justicia fallan, la protesta es la única herramienta que queda. 
 
Los derechos que hoy tenemos como mujeres no fueron un regalo, sino una conquista de la resistencia de muchas antes que nosotras. Fueron mujeres valientes quienes enfrentaron la violencia, la persecución y hasta la muerte para que hoy podamos votar, estudiar, decidir sobre nuestro cuerpo y alzar la voz; para que hoy pudiéramos estar aquí, en este Congreso. 
 
Nada de lo que hemos ganado ha sido gratuito, es fruto de una lucha incansable que aún no termina. Y por eso no podemos permitir retrocesos ni quedarnos calladas antes las injusticias. 
 
Hoy, más que nunca, sabemos que la lucha sigue. Pero también sabemos que, en muchas ocasiones, quienes son enviadas a reprimirnos son mujeres como nosotras: mujeres que también enfrentan violencia, que tienen que soportar el machismo en sus propios hogares, en sus trabajos, en las instituciones donde laboran. 
 
Por lo expuesto dijo que su llamado no es solo a las autoridades, sino a la conciencia de toda la sociedad. Y no pueden permitir que el derecho legítimo a la manifestación sea respondido con represión. 
 
Durante años, gobiernos neoliberales desoyeron al pueblo y persiguieron a quienes alzaban la voz. Pero eso tiene que acabar. 
 
Hoy, quienes decimos representar una verdadera transformación, no podemos repetir esas viejas prácticas. Si decimos ser diferentes, debemos demostrarlo escuchando, dialogando y garantizando la seguridad de quienes luchan por sus derechos. 
 
Porque esta lucha no es solo por las mujeres que estamos aquí. Es por todas aquellas que ya no tienen voz, pero que siguen presentes en cada marcha, en cada pañuelo morado, en cada consigna que grita: "¡Ni una más!". 
 
Esta lucha es por las mujeres asesinadas, por las niñas violentadas, por las madres que buscan a sus hijas, por las adultas mayores olvidadas. Es por todas aquellas que nos fueron arrebatadas por un sistema que nos sigue fallando. 
 
Por eso, mi solidaridad con todas las mujeres que han sido o se han sentido agredidas en las pasadas manifestaciones del #8M que realizaron en todo el país. Manifestaciones, que por cierto, ha roto records en participación. Demostrado que cada vez somos más quienes queremos que patriarcado caiga y que el feminismo florezca. 
 
Entiendo que aún nos queda mucho por hacer como autoridades y cómo representantes populares. Pero tengan por seguro que en mí, siempre podrán encontrar una aliada, por una simple razón; porque soy mujer y calladita, no me veo más bonita. 
 
Espero que a mí nunca nada malo me pase, y deseo que si llegara a pasar no dejen de exigir justicia solo “porque no son las formas”. Que no me vayan a culpar por como iba vestida o porque estaba sola de noche en la calle. Que no me vayan a decir que me lo merecía, por no haber sabido ser “buena pareja” o por salir de fiesta con mis amistades. Que no publiquen fotos íntimas mías en redes sociales y que digan que a eso me exponía por tomarlas o permitir que me las tomaran. Deseo, de todo corazón, que esos no sean sus argumentos, porque entonces nada habría valido la pena. 
 
Yo lucho porque estoy viva, pero no sé hasta cuándo. Lucho por las que ya no pueden hacerlo. Lucho para que mi familia no tenga que elegir que foto usar en una ficha de búsqueda. Lucho por mi hija, para que nunca pase lo que millones de mujeres hemos pasado. Seguiré luchando aquí y en dónde sea para que el miedo cambie de bando. Para poder vivir en paz. Para poder vivir. Porque nos sembraron miedo, pero nos crecieron alas. 
 
 
¡Vivas las queremos! ¡Vivas nos queremos!